Los seres humanos somos siempre subjetivos en nuestras aproximaciones a la realidad*.
Esta subjetividad fundamental fue bien advertida por Kant {Texto en desarrollo. Insertar idea sobre percepción en humanos y otros animales}.
Ahora bien, dentro de esta subjetividad de primer grado podemos, a su vez, distinguir entre apreciaciones subjetivas (subjetividad de segundo grado) y objetivas. Esta última objetividad no debe confundirse con una objetividad contrapuesta a la subjetividad fundamental, sino que se trata de una objetividad humana, es decir, de una objetividad que sólo tiene validez para nuestra especie y nuestro nivel de vida, y que se mueve dentro de parámetros que, o son naturales en nosotros, o han sido creados por nosotros.
Para clarificar lo dicho, veamos ejemplos de subjetividad de segundo grado y de objetividad humana:
Si una persona considera que una pintura postmoderna es horrible y sin sentido, ahí tenemos claramente una apreciación subjetiva. En efecto, puede que para otra persona dicha pintura sea una obra de arte insuperable. Estamos así ante la más pura subjetividad de segundo grado.
En cambio, si un constructor mide la distancia de una habitación para diseñar los muebles que la integrarán, nadie dudará del resultado del cálculo, pues se basa en criterios de medición que nosotros mismos hemos creado en base a un análisis científico de la realidad. Tal constructor opera entonces dentro de la objetividad humana.
En breve, la única objetividad humana es nuestra subjetividad común.
*Como dijo José Bergamín: "Si me hubieran hecho objeto sería objetivo, pero me hicieron sujeto".
Ahora bien, dentro de esta subjetividad de primer grado podemos, a su vez, distinguir entre apreciaciones subjetivas (subjetividad de segundo grado) y objetivas. Esta última objetividad no debe confundirse con una objetividad contrapuesta a la subjetividad fundamental, sino que se trata de una objetividad humana, es decir, de una objetividad que sólo tiene validez para nuestra especie y nuestro nivel de vida, y que se mueve dentro de parámetros que, o son naturales en nosotros, o han sido creados por nosotros.
Para clarificar lo dicho, veamos ejemplos de subjetividad de segundo grado y de objetividad humana:
Si una persona considera que una pintura postmoderna es horrible y sin sentido, ahí tenemos claramente una apreciación subjetiva. En efecto, puede que para otra persona dicha pintura sea una obra de arte insuperable. Estamos así ante la más pura subjetividad de segundo grado.
En cambio, si un constructor mide la distancia de una habitación para diseñar los muebles que la integrarán, nadie dudará del resultado del cálculo, pues se basa en criterios de medición que nosotros mismos hemos creado en base a un análisis científico de la realidad. Tal constructor opera entonces dentro de la objetividad humana.
En breve, la única objetividad humana es nuestra subjetividad común.
*Como dijo José Bergamín: "Si me hubieran hecho objeto sería objetivo, pero me hicieron sujeto".