Es mejor premiar que castigar.
Si bien las personas se esfuerzan por obtener un premio tanto como se esfuerzan para evitar un castigo, el premio realza lo positivo mientras que el castigo deja una marca que usualmente vuelve desproporcionada la sanción.
Los castigos sólo deben usarse como último recurso.
Si bien las personas se esfuerzan por obtener un premio tanto como se esfuerzan para evitar un castigo, el premio realza lo positivo mientras que el castigo deja una marca que usualmente vuelve desproporcionada la sanción.
Los castigos sólo deben usarse como último recurso.