Un segundo credo, quizás

Érase una vez un joven alegre y lleno de sueños, al que llamaban Tresaunas. Se cuenta que después de mucho pensar en su adolescencia, llegó un día en que no pudo sino pronunciar estas palabras:

"Creo en el Amor, en la Justicia, en el Honor y en la Nobleza. 
Creo en las acciones buenas y desinteresadas. 
Creo en la Libertad. 
Creo en el Conocimiento, en la solución inteligente de los problemas y en la racionalidad humana.
Creo en la Amistad que no espera nada a cambio. 
Creo en la Igualdad de oportunidades, pero por sobre todo en el Respeto. 
Creo en la Tolerancia y en la Empatía como únicos modos de vivir correctamente en nuestros tiempos. 
Creo en la Patria, así como en la Paz y en la Hermandad de los pueblos. 
Creo en el Desarrollo sustentable y en la adecuada relación con el planeta. 
Creo en la Familia. 
Creo en la Felicidad.  
Creo que es posible que haya un Dios que tenga un plan para la Humanidad, que la Creación sea su proyecto y que haya querido relacionarse voluntariamente con sus criaturas revelándose, aunque quizás lo haga con cada uno en persona. 
Creo que hay personas que están destinadas a encontrarse unas con otras. 
Creo en la Ciencia y en el Progreso usados correctamente (esto es, respetando nuestra naturaleza). 
Creo en la Educación como una de las bases fundamentales de una sociedad. 
Creo en las personas ejemplares. 
Creo en el Arte. 
Creo en la Belleza. 
Creo en la Verdad. 

En definitiva, creo en el Bien. Mas no estoy seguro de que estemos haciendo bien las cosas".