A veces los partidos políticos plantean sus ideas en forma tan ofensiva hacia las otras que pareciera absolutamente imposible su conciliación.
Sin embargo, si los líderes de los partidos se sentaran a discutir menos sobre los principios que los inspiran y más sobre las políticas concretas que les gustaría impulsar, se sorprenderían de cuántos acuerdos pueden alcanzar.
Ciertamente habrá algunas materias relevantes en que las ideas serán irreconciliables, pero:
1) Como consecuencia del diálogo las más extremas serán descartadas; y;
2) Aún más importante: en los asuntos urgentes que requiera esa sociedad particular normalmente habrá acuerdo e incluso sinergia sobre cómo afrontar el asunto. La sociedad necesita que sus políticos discutan estos temas y no sobre principios.
Sin embargo, si los líderes de los partidos se sentaran a discutir menos sobre los principios que los inspiran y más sobre las políticas concretas que les gustaría impulsar, se sorprenderían de cuántos acuerdos pueden alcanzar.
Ciertamente habrá algunas materias relevantes en que las ideas serán irreconciliables, pero:
1) Como consecuencia del diálogo las más extremas serán descartadas; y;
2) Aún más importante: en los asuntos urgentes que requiera esa sociedad particular normalmente habrá acuerdo e incluso sinergia sobre cómo afrontar el asunto. La sociedad necesita que sus políticos discutan estos temas y no sobre principios.