Presentación

"Scuola di Atene" - Raffaello Sanzio


FILOSOFÍA DESDE EL FIN DEL MUNDO
por
Álvaro Awad Sirhan

El presente sitio contiene una selección de ideas y opiniones de su autor. Estas se expresan en textos breves y directos —literarios y no literarios— en el marco de una reflexión filosófica para el siglo XXI.

jueves, 31 de marzo de 2011

La “ley del corazón”

Una gran guía para la vida es seguir la que se ha llamado, quizás con demasiada ligereza, "ley del corazón".

La pregunta a este respecto es la siguiente: ¿seremos tan distintos los seres humanos en nuestras conciencias? Sin duda las costumbres de cada tiempo y lugar, así como la formación que se recibe y toda otra circunstancia particular de nuestra vida, nos van determinando y de cierta forma alejando de la realidad de otros.

Sin embargo, más allá de dichas valiosas características, existen ciertos conceptos comunes. Si partimos por la pareja de contrarios creación/destrucción (o, si se quiere, conservación/corrupción), en función de ella podemos llegar a decir que en todo ámbito siempre existe la posibilidad de, por un lado, crear, conservar o avanzar, así como por otro la de destruir, corromper o retroceder. Ante este tipo de alternativas, así como en otras muchas parejas de contrarios (por ejemplo, amor/odio), ¿no es acaso el ser humano un ser creador? ¿no es un ser que elige primero la conservación antes que la corrupción? (y cuando destruye, ¿no es acaso por su anhelo de construir algo distinto?).

Aun con todas las fallas que ha tenido en su creación, como el problema medioambiental del que naturalmente sólo en tiempos recientes toma conciencia, o las innumerables "creaciones para destruir" que se han dado en la Historia*, el ser humano es esencialmente un ente que modifica la realidad creando.

Y la creación es un factor común entre las personas (una ley o principio si se quiere). Si seguimos la ley de la creación (y no la de la destrucción), estaremos siguiendo verdaderamente un camino acorde a nuestro potencial en el universo que habitamos.

*Piénsese por ejemplo en las bombas atómicas usadas por Estados Unidos contra Japón en la Segunda Guerra Mundial, o en las llamadas "armas de destrucción masiva", como esas que Estados Unidos nunca encontró en Irak.