Cuando se habla de la Historia hay que hacer una distinción. Una cosa es la Historia que verdaderamente ocurrió, pues todos podemos saber que efectivamente las cosas, si ocurrieron, lo hicieron de uno u otro modo, aunque no sepamos cuál. En pocas palabras, la Historia real.
Otra cosa, muchas veces distinta, es la Historia (también con mayúscula) a la que podemos acceder en los documentos que contienen las investigaciones más reconocidas sobre la materia. Es decir, la Historia que ha quedado registrada, y que puede corresponderse o no con la Historia real.