Los antiguos estoicos dieron en el clavo con una reflexión fundamental: si Dios existe, entonces o es infinitamente bueno o infinitamente poderoso, pero no ambas cosas.
¿Por qué? Porque si Dios fuera infinitamente bueno, y a la vez infinitamente poderoso, entonces no habría maldad en el mundo. En efecto, Dios —en su presunta bondad y poder infinitos— no dejaría espacio a la maldad.
Por lo tanto, o bien Dios es infinitamente bueno (pero limitadamente poderoso y por tanto la maldad ocurre) o bien Dios es infinitamente poderoso (pero limitadamente bueno y por tanto no le importa ocuparse de la maldad).
Una versión alternativa que se me ocurre —basada en las creencias religiosas que conozco— es que Dios "en principio" fuere efectivamente infinitamente poderoso y bueno, pero que en un acto inexplicable hubiere "auto-limitado" su poder dando lugar a la libertad humana, que a su vez provocaría la maldad.
O claro, quizás no hay Dios. O bien lo hay y no es ni infinitamente poderoso ni infinitamente bueno.
Son cosas sobre las que no podemos realizar afirmaciones categóricas, pero sí podemos intentar una reflexión sobre cómo se relacionan estos elementos, tal como hicieron los estoicos.
¿Por qué? Porque si Dios fuera infinitamente bueno, y a la vez infinitamente poderoso, entonces no habría maldad en el mundo. En efecto, Dios —en su presunta bondad y poder infinitos— no dejaría espacio a la maldad.
Por lo tanto, o bien Dios es infinitamente bueno (pero limitadamente poderoso y por tanto la maldad ocurre) o bien Dios es infinitamente poderoso (pero limitadamente bueno y por tanto no le importa ocuparse de la maldad).
Una versión alternativa que se me ocurre —basada en las creencias religiosas que conozco— es que Dios "en principio" fuere efectivamente infinitamente poderoso y bueno, pero que en un acto inexplicable hubiere "auto-limitado" su poder dando lugar a la libertad humana, que a su vez provocaría la maldad.
O claro, quizás no hay Dios. O bien lo hay y no es ni infinitamente poderoso ni infinitamente bueno.
Son cosas sobre las que no podemos realizar afirmaciones categóricas, pero sí podemos intentar una reflexión sobre cómo se relacionan estos elementos, tal como hicieron los estoicos.