A los más radicales hay que convencerlos.
En el debate público se deben condenar las ideas fanáticas, pero no las personas.
A las personas trata de entenderlas, y de hacerlas razonar sobre su posición.
En el debate público se deben condenar las ideas fanáticas, pero no las personas.
A las personas trata de entenderlas, y de hacerlas razonar sobre su posición.