Tresaunas salió a caminar.
Tras observar detenidamente la construcción de un gran edificio, pensó: “La vida religiosa se me hace como la construcción de un rascacielos, en la cual somos los encargados de dirigir nuestra obra.
Así como no depende de nosotros el que lleguen siempre buenos obreros a trabajar en el proyecto, sí está en nuestras manos el saber capacitar a los buenos y despedir a los malos oportunamente.
Los materiales a usar son múltiples, y por cierto que pueden tener problemas durante el proceso.
Nunca viene mal hacer una buena planificación.
Finalmente, si se realiza todo bien alcanzaremos el cielo”.
Tras observar detenidamente la construcción de un gran edificio, pensó: “La vida religiosa se me hace como la construcción de un rascacielos, en la cual somos los encargados de dirigir nuestra obra.
Así como no depende de nosotros el que lleguen siempre buenos obreros a trabajar en el proyecto, sí está en nuestras manos el saber capacitar a los buenos y despedir a los malos oportunamente.
Los materiales a usar son múltiples, y por cierto que pueden tener problemas durante el proceso.
Nunca viene mal hacer una buena planificación.
Finalmente, si se realiza todo bien alcanzaremos el cielo”.