Roadán se despertó en Quito, Ecuador, y reflexionó:
“Hace varios años que ya no me considero una persona religiosa, y no sé si pueda volver a serlo algún día.
Debo reconocer que siento un profundo vacío en mí, que nada en este mundo ha podido llenar.
Quizás es tan grande la expectativa que se le crea al ser humano con la divinidad, que una vez dibujada su imagen es difícil de borrar. O bien puede ser que efectivamente estemos destinados a Dios, pero que en este momento no lo sienta así.
Por ahora sólo intento conciliar todos los ámbitos de mi existencia para vivir de la mejor forma posible”.
*******
Transcurridos un par de años, Roadán desarrolló una forma de espiritualidad más sencilla, basada en el agradecimiento, la petición y la meditación que lleva a la empatía.
“Hace varios años que ya no me considero una persona religiosa, y no sé si pueda volver a serlo algún día.
Debo reconocer que siento un profundo vacío en mí, que nada en este mundo ha podido llenar.
Quizás es tan grande la expectativa que se le crea al ser humano con la divinidad, que una vez dibujada su imagen es difícil de borrar. O bien puede ser que efectivamente estemos destinados a Dios, pero que en este momento no lo sienta así.
Por ahora sólo intento conciliar todos los ámbitos de mi existencia para vivir de la mejor forma posible”.
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Transcurridos un par de años, Roadán desarrolló una forma de espiritualidad más sencilla, basada en el agradecimiento, la petición y la meditación que lleva a la empatía.