Presentación

"Scuola di Atene" - Raffaello Sanzio


FILOSOFÍA DESDE EL FIN DEL MUNDO
por
Álvaro Awad Sirhan

El presente sitio contiene una selección de ideas y opiniones de su autor. Estas se expresan en textos breves y directos —literarios y no literarios— en el marco de una reflexión filosófica para el siglo XXI.

jueves, 31 de marzo de 2011

Anti-ideologías

Si entendemos por ideología el intento de reducir la realidad a un conjunto de ideas-fuerza, debemos manifestarnos totalmente contrarios a dicha aspiración.

Hago desde ya la salvedad de que no me parece malo el que una persona tenga sus creencias o ideas definidas respecto a una variedad de asuntos. De hecho, es natural y comprensible que así sea. El problema nace cuando una persona se encierra en un círculo de pensamientos como si se pusiera una coraza que no permite entrar nada más.

Creo que es un tema de sinceridad el admitir que el mundo puede entenderse de distintas formas. Es un acto de empatía el aceptar que en otro lugar del mundo se viva de una manera determinada distinta a la nuestra. Pero el acto de razonabilidad no acaba ahí, sino que nosotros mismos debemos hacer una revisión de nuestras ideas, en orden a que no caigamos en una reducción como ya se ha mencionado.

No podemos pretender resumir el mundo en unas cuantas frases. Esto, fundamentalmente, porque la realidad es anterior al lenguaje mismo. Pero en el plano de las ideas tampoco es sano -y la experiencia histórica así lo demuestra- el creer, por ejemplo, que el ser humano es simplemente un ser económico, y en base a ello llegar a conclusiones del tipo: “La Historia consiste únicamente en la lucha de clases entre explotadores y explotados”. Que se entienda bien: una idea como la mencionada puede plantearse, pero no parece válido el pretender sintetizar el mundo en un principio como ese. En el ejemplo expuesto, se dejan de lado otras dimensiones del ser humano.

Ahora bien, sin duda el ámbito en el que más se puede caer en reduccionismos es el filosófico, y especialmente el filosófico-religioso. Las religiones nunca se cansarán de resumir el mundo en un par de ideas y tratar de convencer a todos de que ellas contienen la verdad absoluta. Lo lamentable (y por otro lado hermoso) es que quizás efectivamente existan un par de ideas con las que se pueda explicar el mundo en cualquier idioma. Pero el punto es que, para llegar a ellas (o al menos no destruirnos unos a otros), es necesaria una disposición personal inicial que permita estar fuera de una coraza hecha a la medida, según decíamos. En otras palabras, es indispensable tener siempre presente nuestra libertad de pensamiento.