Los países del Mundo Occidental ya no pueden soportar pacíficamente gobiernos ideologizados, debido a la inmensa variedad de modos de ver la vida que abunda entre la población.
El problema está en que, para quien participa de una ideología, lo recién señalado es pura palabrería, pues consideran que sus dictados internos son verdades irrefutables, y que por lo tanto deben imponerse a como dé lugar. Lo paradojal es que, en general, los que más hablan de la ideologización del gobierno pertenecen a grupos tremendamente intolerantes. Por ejemplo, a estas personas les cuesta entender que, para quien no es ni católico ni musulmán, el Catolicismo y el Islam son una ideología tanto como lo fue el Nazismo. Y así, la intención de matar a quienes presenten defectos en nombre de la higiene racial se mira con el mismo desagrado que los dogmas acerca de la Santísima Trinidad y la Revelación, o de la existencia de un único Dios y su profeta Mahoma, según sea el caso.
La clave del consenso de ideas que debe lograrse para un gobierno eficaz no compite contra cada una de las ideologías, pues no está en un mismo plano, sino que se configura como la base de cualquier idea que vaya más allá. En otras palabras, el consenso debe fundarse en el orden objetivo que nos es común a todos y, en ese sentido, únicamente en lo racional y argumentable. Lo anterior, sin perjuicio del respeto a los que quieran vivir su vida en forma distinta (por ejemplo, según una determinada creencia), en la medida que su actuar no cause perjuicio.
El problema está en que, para quien participa de una ideología, lo recién señalado es pura palabrería, pues consideran que sus dictados internos son verdades irrefutables, y que por lo tanto deben imponerse a como dé lugar. Lo paradojal es que, en general, los que más hablan de la ideologización del gobierno pertenecen a grupos tremendamente intolerantes. Por ejemplo, a estas personas les cuesta entender que, para quien no es ni católico ni musulmán, el Catolicismo y el Islam son una ideología tanto como lo fue el Nazismo. Y así, la intención de matar a quienes presenten defectos en nombre de la higiene racial se mira con el mismo desagrado que los dogmas acerca de la Santísima Trinidad y la Revelación, o de la existencia de un único Dios y su profeta Mahoma, según sea el caso.
La clave del consenso de ideas que debe lograrse para un gobierno eficaz no compite contra cada una de las ideologías, pues no está en un mismo plano, sino que se configura como la base de cualquier idea que vaya más allá. En otras palabras, el consenso debe fundarse en el orden objetivo que nos es común a todos y, en ese sentido, únicamente en lo racional y argumentable. Lo anterior, sin perjuicio del respeto a los que quieran vivir su vida en forma distinta (por ejemplo, según una determinada creencia), en la medida que su actuar no cause perjuicio.