La labor del filósofo, más que intentar transmitir su conocimiento, es prender una llama de interés por la sabiduría en las personas, de modo que ellas —por sí mismas— realicen su propia búsqueda de la verdad y saquen conclusiones de sus resultados.
Aquel que anhele encontrar las verdades de esta realidad las hallará con sus propios medios y con su propio esfuerzo.
Afortunadamente, mientras siglos atrás los intelectuales debían buscar viejos manuscritos en preciosas bibliotecas para ahondar en el mundo del conocimiento, hoy tenemos infinitas más facilidades para hacer lo propio.
Aquel que anhele encontrar las verdades de esta realidad las hallará con sus propios medios y con su propio esfuerzo.
Afortunadamente, mientras siglos atrás los intelectuales debían buscar viejos manuscritos en preciosas bibliotecas para ahondar en el mundo del conocimiento, hoy tenemos infinitas más facilidades para hacer lo propio.