Nadie puede dudar de nuestras necesidades fisiológicas. Éstas le dan, al menos, un sentido meridianamente natural a nuestras vidas: comer, dormir, reproducirnos, etc.
La clave está en que sean satisfechas correctamente, dándoles un orden racional en nuestra convivencia.
La clave está en que sean satisfechas correctamente, dándoles un orden racional en nuestra convivencia.