Es recomendable entender el sentido de las cosas, lo que es distinto a darle a las cosas un sentido. Por cierto que esto último tampoco está mal si se hace en forma adecuada (esto es, respetuosa del resto).
Por ejemplo, si nos reunimos periódicamente con toda la familia, no debemos hacerlo simplemente “porque es costumbre”, sino que podemos intentar apreciar en ello una razón de ser: compartir ideas, experiencias y alegrías, afianzar lazos, ayudarse en situaciones difíciles, etc.
Hacer las cosas sin sentido pareciera ir en contra de nuestra naturaleza o, mejor dicho, en contra de la parte racional de la misma.
Por ejemplo, si nos reunimos periódicamente con toda la familia, no debemos hacerlo simplemente “porque es costumbre”, sino que podemos intentar apreciar en ello una razón de ser: compartir ideas, experiencias y alegrías, afianzar lazos, ayudarse en situaciones difíciles, etc.
Hacer las cosas sin sentido pareciera ir en contra de nuestra naturaleza o, mejor dicho, en contra de la parte racional de la misma.